Ninguno de los presentes el pasado miércoles en La Chata pensó que el puñetazo encima de la mesa de Pinar era de casualidad. Pero, por si acaso, el tobarreño, requerido a última hora para ocupar la vacante de Roca Rey, se entretuvo en repetirlo. Seis orejas en dos tardes en Albacete no es cosecha baladí. Tampoco la forma de conseguirlas. Con sus virtudes de siempre pero corregidas, aumentadas y tamizadas por un toreo más pausado y profundo, cada vez más lejos de la ligereza de antaño. Autoritario, contundente, contestatario. Como sus dos tardes en la plaza de su tierra, que le devuelven al escaparate.
El resto de festejo tuvo las coordenadas de un buen encierro de Daniel Ruiz, con varios ejemplares de mucha calidad, especialmente el completo quinto, pero con la merma de su escasa transmisión, que quizá impidió que sus acometidas llegaran con más fuerza al tendido. El Juli dio una gran tarde, minimizada por su roma tizona, mientras López Simón cortó una oreja más a engrosar en su currículum antes de lidiar el toro más complejo del sexteto.
Más vareado, menos lleno el segundo, pero muy astifino. Noble, para no apretarlo, pero que duró mucho. No le obligó con el capote Pinar, ordeno que le pegaran poco en el caballo, y siguió mimándolo en un quite por chicuelinas y tafalleras sin molestarlo. De rodillas inició la primera tanda, siempre a favor del animal, sin obligarlo. Con la derecha, acompañando velocidad y ritmo del toro, todo por fuera como recurso, para para que le durara. Faena seria, de capacidad y talento. Cerró por ayudados, y cobró una oreja tras un pinchazo.
Muy completo el quinto, el más serio también, el más bravo en varas, y aunque al final hizo un leve amago de rajarse permitió una faena muy buena de Pinar, que tuvo un torero prólogo con la pierna flexionada, llevando muy largo al animal, empujándolo para delante y luego en los medios dos series con la derecha muy buenas, antesala de otras dos con la zurda tremendas, muy por abajo, muy rotas, sacando la muleta por debajo de la pala del pitón. Se tiró a matar como un león, y cortó otras dos orejas.
Bajo el castaño el primero, abierto de cara, salió abanto, tardó en darle celo de salida El Juli. Lo picaron poco, le ahorraron capotazos en banderillas, y después de un inicio de rodillas, la faena subió en dos series con la derecha y una con la zurda, que fue lo que duró el toro, porque enseguida se marchó a tablas y la gente se desencantó y enfrió. Si dura más es toro de triunfo, porqueEl Juli estuvo impecable.
Toro con hechuras el cuarto, bien presentado, astifino, con cierta clase, mucha nobleza, pero poca transmisión, tónica general de la corrida. Faena muy buena de El Juli, por abajo, en línea para no quebrantarlo, tres series con la zurda extraordinarias, siempre por debajo de la pala del pitón, también dos con la derecha. Pero una estocada trasera y tendida y tres descabellos le dejan sin premio gordo.
Bien presentado el tercero, con hechuras típicas de Jandilla, serio de cara. Fue sin inercia, para enganchar, pero un toro completo. Faena desigual de López Simón en su primer tramo, más limpia con la mano zurda, por donde hay dos tandas apañadas, más por abajo, lo mejor de una faena coronada con muletazos circulares de mucho efecto en el tendido. Cortó una oreja tras pinchazo y estocada baja. Bien presentado el último, con cara, muy fino. A menos sin raza, entre deslucido y complicado. López Simón no consiguió extraerle nada positivo.
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