La plaza de toros de Valencia I
4º). Nº3. ‘Precioso’, de 540 kilos, negro listón, 11/13, de Garcigrande, para Enrique Ponce.
Más bastito de hechuras y de poco perfil, el cuarto de Garcigrande abría más la cara. Sin fijeza en los engaños de salida. Echa la cara arriba y tira derrotes a la silla en el primer encuentro. Hace lo mismo en el segundo encuentro. Humilla con más clase por el pitón izquierdo en las telas. Gran quite de Ponce por delantales, que rubrica con dos medias superiores y un remate a una mano con torería. Espera y corta en banderillas. El banderillero brinda de nuevo al público, mientras suena la diana floreada.
Comienza la faena a favor del toro, con un cambio de mano larguísimo para salir de la cara. En los medios, se la pone con la derecha, se violenta un poco el toro al tocar los engaños. Más rotunda la tanda siguiente, más encajado. Se echa la franela a la zurda y, a pesar de ligarle los naturales, falta una pizca de arrebato al conjunto. Lo consigue volviendo a la derecha. La tanda más maciza, dos derechazos, casi circulares, relajado y con la figura erguida. Exprime al máximo al toro. Le pega dos ‘poncinas’, muy buena la segunda prolongada con un precioso
cambio de mano. Epílogo por molinetes de rodillas. Pinchazo y estocada baja. Afloran los pañuelos, petición mayoritaria y el presidente compensa el error anterior con las dos orejas.
3º). Nº29. ‘Postinero’, de 534 kilos, negro, 02/14, de Garcigrande, para Paco Ureña.
Más terciado y lavadito de cara, al tercero le faltaba remate. Es el que más celo demuestra de salida hasta el momento. Con mucha transmisión en el saludo a la verónica de Paco Ureña. Fue pronto al caballo con la cara fija en el faldón del peto, donde hizo pelea de bravo. En el segundo encuentro, sin embargo, tira más derrotes y protesta. Su embestida es más descompuesta, no tan franca como sus dos hermanos anteriores.
Comienza en redondo y le baja mucho la mano para poderlo y que no le tropiece la muleta el astado, que sigue derrotando mucho. Bravucón y con ‘disparo’. Muy firme. Es desarmado en el de pecho de una tanda muy rotunda de derechazos. Bajó el ímpetu del toro al sentirse podido. Le provocó la embestida en dos tandas muy meritorias, en las que traga lo suyo, resistiendo miradas y parones del Garcigrande. Final por ajustadas manoletinas. Pinchazo y estocada trasera.Ovación tras aviso.
2º). Nº. 122. ‘Pillito’, de 534 kilos, negro, 11/12, de Domingo Hernández, para Alejandro Talavante.
Cornidelantero, bajo y de lomo recto, más fino y lavadito de cara, el segundo salió suelto y ‘enterándose’ en los primeros compases de su lidia. Sin fijeza en las telas de Talavante. Empujó fijo, algo dormido en un primer puyazo largo, en el que se le tapó la salida. Protesta en el segundo encuentro. Ureña se hace presente en la tarde con un largo quite por gaoneras. Corta en banderillas a Trujillo en el tercer par.
Se lo saca a los medios con muletazos por alto de tanteo, en los que el toro vuelve a demostrar que repite pero le falta celo. Talavante lo prueba por ambos pitones en esos terrenos y sin terminar de acoplarse decide tirar por la calle de enmedio con el toro más parado. Pinchazo y estocada baja. Silencio.
1º). Nº 116. ‘Cascarón’, de 539 kilos, negro, 12/12, de Domingo Hernández, para Enrique Ponce.
Bien presentado, despegado del suelo y algo agalgado, rompió plaza un astado que se frenó bastante de salida en los engaños, aunque siempre la tomó humillando por abajo. Ha ido corrido al caballo, se dolió al sentir el acero y salió suelto. Sigue embistiendo con clase en el quite a la verónica de Ponce. Quite por chicuelinas de Talavante, replicado por Ponce, por el mismo palo.
Cuando se dispone a brindar al público el valenciano, se le arranca el toro con prontitud, y Ponce improvisa una tanda con la mano izquierda con la montera en la derecha, que prende la mecha. Tras consumar el brindis, le pega una tanda de doblones torerísimos en un palmo de terreno, junto a las tablas. Las tandas posteriores sigue dejándole la muleta muy puesta para ligar series largas, de siete u ocho muletazos. Muy relajado, sin apenas perderle pasos, con el toro embistiendo con codicia y profundidad, abriéndose para tomar con los vuelos el siguiente muletazo. Una postrera tanda de circulares con rodilla genuflexa, que culmina con un afarolado y el de pecho, muy ligados, que ponen la plaza en pie. Estocada desprendida y certero golpe de verduguillo para ‘despenarlo’. Vuelta al ruedo.
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