Resumen del festejo
A Curro Díaz el toreo le sale natural. Sin aspavientos, sin alardes. Cuando la obra es capaz de unir a toro y a torero surgen momentos como los que se vivieron en el cierre de San Jorge en Zaragoza. Una obra de oro macizo y engarzada a base de muletazos profundos y los riñones encajados. Dos orejas fue el premio después de sufrir una grave cornada al tirarse a matar o morir. También gustaron Ureña y Marín pero que no tuvieron suerte al rematar sus respectivas labores.
El cuarto manseó en el caballo pero luego embistió con gran calidad en la muleta. Curro Díaz, se lo sacó a los medios con gran torería poniendo la plaza en pie. Luego le toreó a placer aprovechando el buen pitón derecho dándole las distancias justas. La gran faena la remató con una buena estocada de la que salió cogido, observando desde el tendido un puntazo en el tercio superior interno de la pierna derecha. Paseó las dos orejas antes de pasar a la enfermería.
El que abrió plaza pesaba 614 kilos y le sobraban cincuenta. No cumplió en los primeros tercios pero embistió con ritmo en la muleta aunque sin raza ni calidad.Curro Díaz lo toreó a placer por ambos pitones poniendo a todos de acuerdo en cuanto a su calidad y arte. Necesitó dos entradas a la hora de matar y dio una vuelta al ruedo tras fuerte petición.
Resumen de la actuación de Curro Díaz I JET
Aplaudido de salida el segundo de la tarde, que tenía mucha leña por delante, pero que no se empleó en el caballo. No descolgó en la muleta pero repitió las embestidas con nobleza. Paco Ureña lo toreó dándole el pecho y manteniéndolo en pie a base de torearlo a media altura y sin obligarlo. La faena no tomó vuelo. Estuvo pronto a la hora de matar y fue silenciado.
El quinto que fue aplaudido de salida cumplió en el capote, peleó mal en el caballo y resultó muy complicado en banderillas. Presentó una embestida incierta en la muleta hasta que Paco Ureña le demostró su firmeza y poco a poco lo fue metiendo en la muleta, consiguiéndole así sacar el fondo que tenía. Lo mató de estocada entera de la que salió encunado y saludó una ovación tras aviso.
El cinqueño tercero tampoco brilló en los primeros tercios pero siguió la muleta con fijeza y nobleza. Ginés Marín acertó al darle las distancias y tiempos que el toro requería y consiguió sacarle las cuatro series que llevaba dentro antes de fallarlo a espadas. Fue silenciado.
El sexto fue devuelto por inválido y sustituido por otro ejemplar del mismo hierro que cumplió en el caballo porque estuvo muy bien picado por Agustín Marín, que fue ovacionado. En la muleta comenzó punteando y quedándose corto peroGinés Marín fue alargándole la distancia sin atosigarlo y consiguió pases sueltos que llegaron al tendido. No acertó con la espada pero fue aplaudido.
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