El indulto de ‘Platónico’ I VICTORINO MARTÍN/TESEO
Gómez del Pilar indultó a ‘Platónico’, de Victorino Martín, en Illescas. Ése fue el cúlmen de un festejo que se había bautizado como ‘Corrida total’ y que ciertamente dio lugar a mucho interés y a buen toreo. La idea ha funcionado. Porque el indulto se había visto precedido de una faena de dos orejas deCristian Escribano al primero, el mejor toro de la tarde, que fue premiado con la vuelta al ruedo. Gran dimensión la del torero, un punto por encima de sus compañeros, con dos toros distintos. Raúl Rivera, por su parte, mostró voluntad en sus dos turnos y se vio premiado con dos orejas en el sexto.
La alegría de los toreros era también la alegría del ganadero, que había apostado mucho por una tarde en la que todo el espectáculo fue bueno, en la que se lució la corrida, con detalles camperos pero sin obcecaciones innecesarias. Tarde buena, tarde razonable, realzada por la corrida más completa de Victorino Martín en bastante tiempo: por presentación, por hechuras y por condición. El primero fue el mejor de la tarde, un toro de vacas, aunque el quinto fuese el que se ganase el indulto. Los demás fueron exigentes y enrazados en distintos grados.
Gómez del Pilar indultó al quinto Victorino de la tarde. ‘Platónico’, herrado con el número 4, brindó un gran espectáculo en los primeros tercios. Peleó en tres vibrantes puyazos y se movió con alegría para que la cuadrilla integrada por Raúl Ruiz, Alberto Zayas y Raúl Martín completase un gran tercio. Era un toro importante, que obedecía a los vuelos y los tomaba con profundidad y ritmo. La faena fue a más y creció con los muletazos despaciosos de la cuarta tanda. Aunque no siempre hubo distancia, llegó mucho al tendido cuando acertó con la distancia. El indulto se empezó a pedir insistentemente y finalmente fue concedido.
Había recibido a portagayola al segundo de la tarde, y lo hizo muy bien. Era un toro fino, con trapío, que cumplió en dos varas. Bueno, pero más exigente que el anterior, precisaba que tirasen de él y el torero lo logró en cuatro tandas de mucho mérito. Por la limpieza y la ligazón. Lástima que la espada, que hizo guardia, le hiciese perder premio.
Tres veces acudió al caballo el primero de Victorino Martín, que cumplió en el peto cada vez desde más lejos. Desde salida había apuntado humillación y buen son y lo corroboró en la muleta, donde brindó embestidas profundas. Cristian Escribano le corrió bien la mano, toreó con reposo y tras media estocada, paseó las dos orejas. El toro fue premiado con la vuelta al ruedo.
Lidió en cuarto lugar a un toro bajo, musculado, con remate, que acudió dos veces al caballo para que el picador marrase en las dos ocasiones. Toro enrazado y con movilidad, sin apenas humillar, al que había que poder y al que el torero buscó bien las vueltas, sobre todo en varias tandas sobre la mano izquierda. Se le vio cogido en un par de instantes de una faena emocionante que habría sido de dos orejas de no ser por el fallo con los aceros.
Toreó con firmeza en el capote Raúl Rivera al tercero, un toro que cumplió en dos puyazos pero llegó a la muleta muy entero. Sin inercia y reponiendo, era un toro para llegarle y complicado. Rivera, con escaso oficio, hizo lo que pudo. Fue silenciado.
Raúl Rivera saludó al sexto con una larga al hilo de tablas. Era un toro serio y bien presentado, al que colocó en el caballo galleando. Lo colocó en chiqueros y el toro se fue al caballo, más andando que galopando, para tomar el puyazo. Noble y con embestidas buenas, sirvió para que Rivera trazase muletazos de nota. Lo mejor fue una tanda sobre la mano izquierda y las dos con que se abrió el trasteo. Paseó dos orejas.
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