Grande y con volumen el segundo, ahogado de cuello, embistió con fuerza de salida, pero tras apretar en el primer encuentro y salir suelto del segundo, comenzó a quedarse en el quite al delantal de Javier Jiménez. Inició faena en tablas Adame, sobresalió un precioso pase de trinchera, y tuvo temple y limpieza la primera serie sobre la derecha, con el toro moviéndose pero soltando la cara en la mayoría de los embroques. Perdió pasos el mexicano entre un muletazo y otro, buscando inercia, y le buscó las vueltas con habilidad. Por encima de otras cuestiones la faena tuvo ligazón y continuidad, y esa concatenación de muletazos fue lo que hizo a la gente interesarse por el trasteo. Cerró por manoletinas, agarró una estocada a medio camino entre la suerte de recibir y al encuentro y cortó la única oreja de la tarde.
Alto, sin canal, escurrido de atrás, el castaño quinto fue protestado de salida pese a su ofensiva testa. Lo lanceó Adame con garbo y se lució en una media y en el recorte posterior. Siguieron las protestas en varas y banderillas, donde arrolló al banderillero Rafael Limón a la salida del segundo par. Salía del embroque Fernando Sánchez, el toro apretó para dentro y en su huida se topó con Limón, al que corneó en el la cara interna del tercio medio de la pierna derecha. Arrancó por estatuarios Adame una faena de nuevo fluida. Anduvo despierto el torero, que sobó primero al animal y lo acabó apretando luego. El de Fuente Ymbro tuvo esa transmisión y ese temperamento ayuno de clase pero sirvió para que el mexicano lo moviera con criterio. Hizo guardia la espada, sonó un aviso, y todo quedó en una ovación.
Con alzada y estrecho el tercero, más apretado de cuerna. No acabó de definirse de salida y salió suelto en los dos encuentros con el caballo. En la muleta derrochó nobleza pero le faltó celo, pero cuando le dejó la muleta en la cara y decidió apretarlo consiguió Jiménez la serie más ligada de la faena. Sin embargo, el toro pareció afligirse en las series siguientes y el de Espartinas, para mantener el diapasón de la faena, optó por acortar distancias, y de uno en uno, con media muleta, bien colocado y asentado, extrajo muletazos importantes. Se entregó al entrar a matar y fue prendido a la altura de la rodilla derecha. Se lo llevaron a la enfermería y Fandiño acabó con el animal. Cuando arrastraron al de Gallardo, el público, seguro impactado por el percance, olvidó como mínimo, sacar a saludar a la cuadrilla. La faena había tenido fundamento.
Se emplazó el primero de salida, un castaño musculado, bien comido, que repitió sin entrega al capote de Fandiño, metiéndose por dentro. Cumplió en varas, lo midió en el segundo encuentro el vizcaíno tras evidenciar justeza de fuerza, y después de una buena lidia de Diego Ramón Jiménez (todo a favor del toro) y dos soberbios pares de Iván García el noble animal manifestó más a las claras su endeblez pese a la suavidad muletera del torero de Orduña, que sin apretarlo nunca, dándole tiempo y espacio, extrajo, sobre todo al natural, muletazos de mucha plasticidad. Lástima que las claudicaciones del toro restasen continuidad a la faena, que además contó con la rúbrica de una gran estocada.
Grande y feo el cuarto, muy abierto de cuerna. Lo lanceó muy templadoFandiño. Marcó querencia en varas y banderillas el astado, apretando mucho para dentro, y a la muleta llegó bruto y deslucido. Un mulo. Lo intentó Fandiñopor el lado zurdo, incluso dibujó algún muletazo loable la natural, pero la desabrida condición del toro impidió que aquello tomara cuerpo. Otra vez estuvo impecable con el acero.
Paliabierto, grande y feo el castaño sexto. Lo midió en el peto Fandiño, que arrancó por alto una faena condicionada de nuevo condicionada por el carácter del toro, que nunca se entregó, y anduvo siempre a la caza. En una de esas prendió a Fandiño tras hacerle hilo cuando perdía pasos, y le abrió el muslo derecho de un seco derrote. Con la herida al descubierto, dio la cara el torero vasco, que el día de su reaparición tras la cornada de Úbeda, y con los puntos sobre la herida, escuchó en forma de ovaciones el respeto de la afición aragonesa, frente a los tres toros más deslucidos de la corrida de Fuente Ymbro.
Hierro de Fuente Ymbro - EspañaPlaza de toros de La Misericordia de Zaragoza. Tercera de la Feria de El Pilar. Más de media plaza. Toros de Fuente Ymbro, muy desiguales de presencia, algunos feos de hechuras, de distinto juego. Con movilidad y sin clase segundo y quinto, noble el tercero. Sin opciones los tres que tuvo que lidiar Fandiño.
Iván Fandiño, ovación, silencio y ovación en el que lidió por Jiménez
Joselito Adame, oreja y ovación tras aviso
Javier Jiménez, palmas al retirarse a la enfermería