rgumentos que el animalismo exhibe y que, sin embargo, no son más que unacontradicción de sus propios principios que tratan de ocultar esta realidad: el bienestarista animal es el maltratador de animales más inmoral de este planeta. Razonemos.
Si animal mascota y humano han de ser iguales en todo con el paso del tiempo, si se trabaja para concederle derechos civiles, si no ha de haber diferencia entre ambos… ¿No es un contrasentido decidir, como ser superior, castrar a un perro? Si somos iguales y no ha de haber discriminación por razón de especie, ¿quién dota de autoridad moral a un ser humano para decidir castrar a otro ser vivo?. ¿Acaso la castración masiva (casi todos los millones de gatos, gatas, perros, perras, y mascotas que existen) no supone un acto de mando y superioridad del ser humano frente a las raza animal / mascota?. Lo es. Un ser humano dueño de una mascota decide qué, cómo, cuándo, dónde come, caga, mea, pasea, dónde puede oler a otra mascota,… y además decide que jamás se va a aparear en toda su existencia…
Animales que tienen como mascota por tipo de localidad
¿Eso no es maltrato?
Si no lo fuera… ¿eso no es, al menos, afirmar que somos una raza que decide todo sobre otras razas? Que somos sus dueños, sus amos.
Animales cuyo origen es lo rural, el campo, han sido importados a las ciudades. Pero, de la misma forma que un elefante no puede vivir en el río, un felino carnívoro (gato) y un cánido omnívoro (perro) sólo pueden vivir en un hábitat que no es el suyo si se les modifica, opera, elimina su instinto, se les controla toda la animalidad natural de su genética. El gráfico que mostramos indica que el año 2011 el número de perros y gatos mascotas de ciudad era casi idéntico al que había en lo rural. Sin duda alguna, los datos de 2015 nos dirían que la ciudad ya ha superado a lo rural. Algo aberrante si observamos que…
Lo rural ocupa el 85%, aproximadamente, de la superficie de este país, en donde vive el 20% de la población. Desde luego que las condiciones de vida, de bienestar y de buen trato de un gato o un perro en lo rural es absolutamente superiores y contrarias a las que tiene en la ciudad, medio ambiente al que no pertenece y para el que la naturaleza no le ha dotado. SÓLO POR ESA RAZÓN, porque sería ABSOLUTAMENTE IMPOSIBLE que un perro o gato pudiera vivir en un espacio cerrado de 70 metros cuadrados, imposible su domesticación, imposible soportar sus instintos, se les castra. Lo que llaman ‘interactividad’ es una inmoralidad que consiste en pervertir el lenguaje para convencer al ciudadano de algo que es reprochable moral y humanamente: manipular clínicamente a un animal para y por mi egoísmo de humano (poder tenerlo en mis brazos y ser su dueño, amo, amigo, hijo…), no sólo no es perverso, sino que beneficia al animal. ES POR SU BIENESTAR.
Yo no entro a valorar morales o cuestiones de éticas particulares. Y mucho menos a tratar de imponer mi versión moral sobre otras morales.
Creo que la mascota es el animal más maltratado del planeta en función del egoísmo relacional del ser humano. Creo que un perro de ciudad es un ser nuevo: un animal de diseño tras manipulación genética/clínica. No lo creo, es que es así. Objetivamente es así. No creo que los naturólogos, biólogos o científicos ecologistas puedan afirmar otra cosa.
Objetivamente. Castrar masivamente es un atentado masivo contra el equilibrio natural del planeta, una ruptura con lo natural en las relaciones entre las especies. Y yo y mi ética rechazan ese acto masivo.Pero jamás intentaría IMPONER Y LEGISLAR Y PROHIBIR ESOS ACTOS POR UNA VISIÓN ÉTICA PARTICULAR O POR UNA VISIÓN NATURAL DE LOS ANIMALES. Creo que es perverso, que atenta contra el orden natural de las especies, desequilibra los medios ambientes, manipula genéticamente especies y es un primer paso para el cambio hacia un mundo, un planeta y, lo peor, un ser humano radicalmente distinto.
Es vergonzante, inmoral, obsceno, bárbaro y sectario sentir que quienes defienden esta evidencia de mal trato, quienes actúan como amos de unos seres vivos que jamás vivirán como les dicta su especie o raza, sino como quiere su ama o su amo (éste hará que se parezca lo mas posible a un humano),escondan su inmoralidad y su antinaturalismo acusando a las tauromaquias de mal trato animal.
La mafia llamando a la policía. El ladrón acusando de incitador al robado. El violador demandado por acoso sexual a su víctima.
No lo duden. Insisto. Aquí se defiende un negocio. En España el coste medio anual por perro mascota es de unos 1000 euros al año hasta los 3.500 en un ‘hábitat’ de ‘clase media’. Un perro mascota en un hábitat de ‘clase alta’ tiene unos costes de hasta 3000 euros al mes. Mes. Un bebé tiene un coste mensual, de unos 1.000 euros en una familia de clase media. Es más caro. Y ése es y será el negocio, una sustitución de caro por barato. Ahí están los datos de nacimientos de los últimos 10 años y los de compra de mascotas, los gastos de los españoles y europeos y occidentales en nuevos nacidos y en mascotas.
Y todo tiene un origen. Está en esos vídeos. Millones de animales. CASTRADOS POR SU BIEN. PARA QUE VIVAN MEJOR.
PARA QUE NO SINTAMOS ESA MOLESTIA LLAMADA VERGÜENZA POR HABER ROBADO A UN ANIMAL LO MAS VITAL DE SU NATURALEZA DE SER VIVO. Para poder abrazarlo, llamarlo hijo, besarlo, ponerle hora a su caca y a su pis. Hora de paseo. Intentando que sea la misma. La rutina que aprenda como animal desprovisto de su animalidad. Este es el único camino, en mi opinión, para hacer reflexionar a las gentes de buen corazón.
Poned todos los días el vídeo de los castrados, a todas horas, en todos los medios. Masivamente. Poned ese horror supuesto de forma objetiva de la misma forma que ellos ponen y dan a televisiones vídeos de un encierro o de un toro descabellado… Lo mismo. Hagamos esa estrategia. Pongamos a pelear socialmente a las dos imágenes. Es la única forma de que la sociedad reaccione. Compremos espacios publicitarios. Pasemos ese contenido de la castración con la misma insistencia e intensidad que durante años ellos han mostrado a las familias españolas la sangre en los morrillos de los toros hasta asquearlos. Y terminemos con la imagen de un becerro de bravo. Y un lema.
‘Tengo suerte de no ser mascota’
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