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Segunda de la Feria de Otoño linea-punteada-firma1

Muy ofensivo el sexto, de imponente percha. Ensillado, cuesta arriba, largo. Se fue al relance en el primer puyazo, derribó en un arreón y salió suelto. Muy engallado siempre, marcó querencia en banderillas y apretó para los adentros. Encontró acomodo en terrenos del cinco, logró sujetar allí al animal, y en paralelo a las tablas ligó dos series con la derecha que tuvieron emotividad por la transmisión del astado. Puso pasión el torero, muy arrebatado, a la gente le llegó la predisposición del valenciano
Con la cara para delante el quinto, muy serio y ofensivo, algo montado, con cuajo y remate. Con más humillación que recorrido en el capote de Juan del Alamo. Tampoco en el último tercio el animal se desplazó, tendió a quedarse debajo, y cuando trataba de torear al natural fue prendido de modo muy violento. Volvió con agallas a la cara del toro tras la tremenda paliza y se justificó sobre la mano derecha. Recibió el respeto de Madrid tras acabar con él de estocada corta.
Muy fuerte el cuarto. Con más alzada, voluminoso, musculado. Embiste sin entrega al capote de Eugenio de Mora y sale suelto del primer puyazo. Mansea también en el segundo y, precisamente por ese defecto, es complejo de fijar en banderillas. Trató de darle celo Eugenio de Mora en el inicio, y ya en los medios, trató de provocarle, ganarle un paso, aprovechar sus querencias… pero su apuesta, con criterio, sentido y madurez, nunca contó con la respuesta del astado. Su seria actuación la cerró con una soberbia estocada.
Más reunido el castaño tercero, hondo, bajo, badanudo. Román lo saludó con lances rodilla en tierra. Perdió las manos durante el tercio de varas del propio ímpetu en su embestida, y surgieron algunas protestas. En banderillas, pese a su prontitud y acometividad, no terminó de despegarse de los vuelos y ese defecto lo acrecentó en el último tercio, donde repuso a la altura del tobillo y estuvo a punto de prender al torero por el pitón derecho, por donde era casi imposible ponerse delante. Por eso basó su faena por el lado zurdo, y dio forma a una obra sincera, de planta firme y mucho corazón y cabeza. Hubo muletazos a pies juntos de mucho mérito, pero sobre todo hubo actitud, disposición y ninguna duda ante tan incierta acometida. La estocada entera sirvió para rubricar la importancia de su obra.
Largo de viga el segundo, cornidelantero, con longitud de pitón. Tuvo ritmo y tranco de salida y Juan del Álamo lo toreó acompasado a la verónica, ganando terreno. Sensacional la media. Tuvo fuerza el inicio, con el toro empujando mucho para delante, con alegría y galope, y Del Álamo moviéndolo en dos series que tuvieron su intensidad. En la tercera molestó más el aire, el torero se quedó más encima, y la faena perdió limpieza. Tampoco con la zurda remontó la obra, y el público se puso a favor del animal. Se silenció al salmantino después de una buena estocada.
Abrió la cara el primero, con cuajo, musculado, algo ahogado de cuello. Embistió sin demasiado celo de salida y se dejó pegar en varas antes de acometer con más prontitud y transmisión que fuelle a la muleta de Eugenio de Mora, que inició faena de rodillas en el tercio, encajado y torero, para luego basar en la mano derecha una labor templada y enfibrada al tiempo, en la que, citando siempre con la muleta por delante, fue capaz de darle consistencia a la obra, pese al derrote que el astado lanzaba al final del embroque. Valoró el público la labor del toledado, sobria y recia, aderazada con un ramillete de trincherillas en el epílogo, y rubricada de pinchazo y estocada. Saludó una fuerte ovación.
Hierro de Fuente Ymbro - EspañaPlaza de toros de Las Ventas. Segunda de la Feria de Otoño. Tres cuartos de plaza. Toros de Fuente Ymbro, .
Eugenio de Mora, ovación tras aviso y silencio
Juan del Álamo, silencio tras aviso y silencio
Román, oreja