Cayó de pie Joselito Adame en Gijón. Con dos buenos toros de una sensacional corrida de La Quinta, el mexicano emuló a su hermano menor y, veinticuatro horas después, también salió en hombros del coso asturiano. Hubo inteligencia y recursos pero también relajo y suavidad en sus dos actuaciones, las que demandaron los enclasados santacolomas, que otro año más embistieron y mucho en la Feria de Begoña.
También disfrutaron de sus embestidas El Cid, que debió cortar una oreja del primero, el toro más completo, pero cogió a la gente un tanto fuera del festejo, yRobleño, que se gustó de verdad con el nobilísimo quinto. Pero fue Joselitoquien se llevó el gato al agua. Gijón y El Bibio son, desde hoy, territorioAdame.
La primera oreja de la tarde la obtuvo del tercero. Cornidelantero, un punto más estrecho y algo zancudo, el de La Quinta tuvo el defecto de no terminar de humillar, pero en cambio embistió con nobleza y son. Tuvo que lidiarlo el mexicano cerrado en el tercio por el incómodo viento reinante y allí dio forma a una faena basada en la mano derecha de mucho ritmo y ligazón abrochada con una gran estocada.
Cerró plaza otro toro notable que tuvo alegría, prontitud y fijeza en los engaños. Y un temple muy mexicano. Adame lo toreó con parsimonia y mimo. Y con cadencia. Todo revestido además con molinetes, cambios de mano, adornos y remates que adobaron su vistosa labor. La última serie con la derecha, sin ayuda, llegó mucho al tendido. De no necesitar dos descabellos para rematar al animal, posiblemente hubiera paseado las dos orejas.
Tuvo poso igualmente la faena de Robleño al quinto. Muy noble y obediente, su pastueña condición le permitió gustarse a Robleño. Sin apenas tocar, la primera parte de la faena destacó por la suavidad del trazo y el gusto en el acompañamiento de cada muletazo, sobre todo con la mano derecha. Hubo armonía, naturalidad y varios muletazos descritos con despaciosidad, coronados además de una buena estocada.
Con un punto de más alzada, estrecho de sienes, engatillado de pitones, el segundo tuvo nobleza pero su falta de raza le llevó a distraerse al final de cada muletazo, sobre todo de mitad de faena en adelante. Robleño anduvo sereno y paciente con él en una labor de mucho oficio coronada de una gran estocada al segundo intento.
Reunido, bajo, con remate, estrecho de sienes, el primero respondió al prototipo de su encaste en tipología y comportamiento, pues a pesar de cortar en banderillas tuvo calidad, temple y ritmo. Un Santa Coloma de una clase exquisita, de embestida suave y lenta. A esa velocidad lo toreó El Cid. Despacio, sin violentarlo, en series sobre todo con la mano zurda sensacionales, que tuvieron cuerpo y poso. Luego aunque la segunda parte fue menos compacta, sobre todo porque el viento molestó, la faena mereció más premio que una simple ovación desde el tercio.
El cuarto, un precioso berrendo en cárdeno, regresó a los corrales a petición del respetable, que pidió de modo ruidoso su devolución después de que el picador le abriera un hojal en un costado de modo accidental. El sobrero de Conde de Cabral, serio y complicado, no dio opciones a El Cid, que lo pasaportó con decoro.

Hierro La Quinta - EspañaPlaza de toros de El Bibio. Segunda de la Feria de Begoña. Media entrada. Toros de La Quinta, parejos de hechuras, muy en el tipo de su encaste. De muy buen juego en general. Destacó la calidad del primero, muy completo. Muy noble y enclasado el quinto. Bravo el sexto. Manejable el tercero. El segundo dócil pero justo de raza. Un sobrero de Conde de Cabral (4º) serio y deslucido.Hierro de Conde de Cabral - Portugal
Manuel Jesús El Cid, ovación tras aviso y silencio;
Fernando Robleño, ovación y oreja;
Joselito Adame, oreja y oreja.