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Almería sigue siendo un ejemplo de resistencia. La Feria de la Virgen del Marque comenzó este martes con la plaza llena para ver una clase práctica, es la demostración de que el trabajo duro y la pelea contra las circunstancias pueden darle buenos resultados al toreo. En una de las regiones españolas más castigadas por el desempleo, la oferta taurina sigue viva como opción para los ciudadanos.
Ese logro es especialmente meritorio en Almería, pues una situación de urgencia social como la que atraviesa podría haber dado al traste con la Feria, dejándola vacía. No ha sido así, y el caso de ese ciclo aparece como uno más de que la adaptación al público, la inteligencia de los empresarios para leer las circunstancias en las que programan, es la mejor manera de mantener vigoroso el tejido social taurino de las ciudades, especialmente en provincias.
La Feria de Almería se ajustó a su tiempo y redujo su extensión, pero no su calidad. En el coso de la Avenida de Vilches hacen el paseíllo, temporada tras temporada, las principales figuras del escalafón. En las cuatro corridas que componen la Feria de 2016, los líderes se medirán con los toreros más en boga de la actualidad, como López Simón, Roca Rey (pendiente de su recuperación) o Paco Ureña. Es con la calidad y el interés con lo que está relacionado el refrendo del público en la taquilla.
La capacidad de adaptación y el mantenimiento del nivel en la oferta tiene que ver, también, con la estabilidad. La Casa Chopera lleva mucho tiempo en la ciudad y parece tenerle bien cogida la medida a su Feria. En lugar de mirar atrás, cuando la boyantía económica creaba paraísos artificiales, la casa se emplea en convencer a través de la calidad y el denuedo a la hora de trabajar.