Una corrida fuera de serie de Cuvillo dio pie a una matinal de puro entretenimiento, mucho nivel y alto contenido de matices, todos en positivo. Con dos toros premiados con la vuelta al ruedo, el resto no quitaron protagonismo a un excelente comportamiento. Roca Rey con un rabo, y Joselito Adame yJosé Garrido con tres orejas, vienen para quedarse. Estos tres toreros tienen algo que contar y su historia acaba de comenzar.
Destacó la suavidad y el temple de Roca Rey con el capote tanto en el recibo, como llevando al caballo y en el quite. Se le vio muy seguro con la muleta, combinando pases cambiados por la espalda y una arrucina como comienzo. El toro, más largo y de peor hechuras, fue de escándalo por el izquierdo donde se vio la extrema calidad del toro, que seguía la muleta humillado y abriéndose a placer. El peruano toreó con gran variedad de muletazos invertidos, por la espalda, para conformar una faena muy lucida y de gran repercusión en los tendidos. Tiró la ayuda para instrumentar naturales con la derecha y luquesinas que pusieron al público en pie y se escucharon voces que pedían el indulto cuando entró a matar dejando una estocada entera. Se le concedió el rabo y el toro, excelente, fue premiado con la vuelta al ruedo.
Cornicorto, alto y con volumen el castaño que cerró la matinal. Lo de Roca Reyfueron trucos de magia, ahora por aquí, ahora por allí, con un manejo superior de la muleta y los espacios, y acortando distancias. Sólido, maduro, convincente, cerró por manoletinas de pie y de rodillas. Pinchó antes de la estocada efectiva y hubo petición de oreja.
Si el tercero fue buen toro, el cuarto fue aún mejor. El colorado se desplazó por ambos pitones por igual, con ritmo, clase y transmisión en series largas en las que nunca se cansó de embestir. Cuando Adame montó la espada de nuevo se pidió el indulto y finalmente fue premiado con la vuelta al ruedo. Todo había comenzado con agilidad en el capote con quite por chicuelinas incluido y luego con la muleta con estatuarios en el tercio. El mexicano fue relajando la figura a medida que avanzaba la faena, aprovechando las facilidades del animal que le permitió torear a gusto y con poso. Mató de estocada recibiendo delantera y paseó dos orejas.
El primero de la matinal, amplio de pecho, bien armado, tocado arriba, justo de fuerza y sin transmisión propició que a la labor de Adame le faltara empuje. Fue mejor por el pitón derecho porque por el izquierdo se venía metido por dentro. El mexicano lo puso todo, con detalles como los molinetes y el cierre con manoletinas antes de dejar una buena estocada y pasear una oreja.
El quite de Garrido al segundo fue toda una declaración de intenciones. Se plantó en el centro del ruedo, de rodillas, para citar al toro desde lejos y echarse el capote a la espalda, luego otro afarolado sin levantarse y pasándose al animal muy cerca. Puso al público en pie. Con la muleta comenzó despacio hacia los medios, sin obligar a un toro más alto, que tuvo nobleza y calidad, en una faena bien estructurada. Se sucedieron las series con la derecha, ofreciendo el pecho en el embroque, y con soltura al natural. Terminó como había comenzado, de rodillas. Mató de estocada caída y paseó dos orejas
En el quinto se templó más a la verónica, galleó por chicuelinas al caballo y lo sacó del peto por delantales. El toro, estrecho de sienes, se quedó más corto en la embestida y Garrido tuvo la inteligencia y sabiduría para acoplarse a él y llevarlo cosido a la muleta, empujándolo hacia adelante pero sin ninguna violencia. Comenzó con estatuarios en los medios y la faena tuvo un gran mérito y mucho nivel. La banda de música quiso entrar tarde en la faena y él la rechazó. Se estaban perdiendo una obra maestra que finalizó con ayudados por alto, muy toreros. Faena para paladear, bella, que remató con una estocada casi entera antes de pasear una oreja.
Hierro de Núñez del Cuvillo - EspañaPlaza de toros de Olivenza. Penúltimo festejo de Feria. Toros de Núñez del Cuvillo, el tercero y el cuarto, premiados con la vuelta al ruedo.
Joselito Adame, oreja y dos orejas.
José Garrido, dos orejas y oreja.
Andrés Roca Rey, dos orejas y rabo y silencio tras petición.