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SEXTO TORO: Cerró plaza el sobrero de Juan Pedro Domecq, un toro estrecho de sienes, alto y cuesta arriba que demostró templanza en la embestida ya en el capote. Se midió en varas y Fortes realizó un quite por gaoneras. Le brindó a su compañero de cartel para comenzar con el cartucho en el centro del ruedo. Más por falta de fuerza que por mala condición, el toro tendió a rebrincarse en la muleta del malagueño que toreó metido entre los pitones y puso lo mejor de sí para dar sentido al trasteo. Finalizó con bernadinas cuando le sonaba un aviso y pinchó dos veces antes de dejar una buena estocada.
QUINTO TORO: En el quinto, un toro extraordinario, el sobresaliente Chapurra hizo un quite por verónicas muy jaleado por el público al que contestó Mora. Después brindó a sus apoderados Tejero y Casas y tuvo un inicio de faena con la rodilla flexionada, dejando suelta la muleta y aguantando un parón del toro en el embroque. Sensacional la segunda serie por el derecho, con la que comenzó el lío que le formó al toro. Hubo otra más y posteriormente en todas las series se vio como el torero se acoplaba al ritmo y la velocidad del toro que iba disminuyendo conforme avanzaba la tanda. Y otro aguantón. Entre la humillación del animal y la composición ejemplar del torero, tuvo que aguantar varios parones, intercalados con muletazos hondos y largos, sentidos, igual de notables por ambos pitones. En el final de faena en un descuido el toro lo lanzó por los aires, pero Mora recuperó las sensaciones de triunfo con un broche de manoletinas. Se escucharon algunas voces pidiendo el indulto y pese a los pinchazos previos a la estocada, se le pidió con fuerza la oreja que no fue concedida. También se pidió la vuelta al ruedo para el toro.
CUARTO  TORO: El que hizo cuarto, astifino, bizco del izquierdo y de menor volumen, tuvo ritmo en el capote y empujó en varas. Requirió mando por parte de Fortes y firmeza en una faena larga que le brindó a su padre. Tras algún desarme, el toro comenzó a desentenderse en el final. Las manoletinas del cierre volvieron a sobrecoger. Mató de estocada casi entera, caída y hubo quien pidió la oreja. La faena ha tenido el sello del Fortes de siempre y aunque no le ha servido para triunfar si le ha servido para confirmar su sitio y su capacidad.
TERCER TORO: saludaron en el segundo tercio Ángel Otero, Iván García y Tejero. Con mucha torería planteó David Mora la faena al tercero de la tarde, colorado, bien hecho, más indefinido que los anteriores. En los medios un quite por chicuelinas fue una declaración de intenciones, como también lo fue el posterior muletazo de inicio rodilla en tierra, tras brindar la muerte al equipo médico que le atendió. El toro tuvo chispa y fue exigente, desarollando en ese sentido una faena más laboriosa que agradecida. Dejó otra estocada entera, desprendida y asomaron algunos pañuelos.
SEGUNDO TORO: Fortes tuvo peor suerte en su reaparición ya que el segundo de la tarde fue devuelto por inválido. Salió al ruedo un sobrero del mismo hierro, más bajo y abanto, con el que protagonizó un momento de emoción y riesgo en un quite por chicuelinas, muy ajustadas. El inicio de faena por alto a pies juntos, ligando muletazos, tuvo eco. De nuevo la calidad del animal permitió que el torero buscara mayor expresividad en los primeros compases. Luego, tuvo que exponer más porque el animal se vino abajo y comenzó a embestir a media altura, como dormido. Mató de media estocada delantera y tres descabellos mientras le sonaba un aviso. A Fortes se le ha visto suelto, muy centrado, derrochando el mismo valor de siempre con el buen concepto para prolongar las embestidas y como pez en el agua situado entre los pitones.
PRIMER TORO: David Mora recibió al toro de su reaparición, alto y cornalón, tras dos años alejado de los ruedos con verónicas de mano baja, muy templadas, que ligó saliendo hacia los medios con una chicuelina, una media y una revolera, que rápidamente conectaron con el público. Luego realizó un quite verónicas ajustadas cerrado con una media con mucho gusto y muy templado todo. La mayor virtud de la faena fue buscar esa despaciosidad que llegó de forma clamorosa nuevamente en un natural a cámara lenta y en redondo, aprovechando la nobleza y calidad del animal al que fue construyendo poco a poco. Logró ese asentamiento por el pitón izquierdo y remató la faena volviendo a coger la muleta con la derecha para torear mirando hacia los tendidos, muy reunido. Se dejó rozar la pierna con el pitón para finalizar la faena y la estocada entera le aseguró el doble premio ganado a pulso de ‘vuelve mi mejor yo’.