Ese algo especial

'Hay motivos para meter la cabeza' reconocía Posada de Maravillas en la previa de su alternativa. Decía bien, porque el extremeño, torero de dinastía, entraba en el escalafón superior con un historial ilusionante en su etapa como novillero.

Poseedor de ese 'algo especial' que no todos tienen, era hora de verle con el toro. De novillero desarrolló una personalidad propia, necesaria virtud en un escalafón tan lleno de parecidos. Su toreo al natural -con ambas manos- dando el pecho, su modo de desmayar el muletazo, de componer la figura sin caer en la exageración del gesto... todo eso ha de tener hueco entre los matadores.

Su camino no es el de la inercia favorable tras un triunfo que le lanzase. Porque si bien tuvo ese triunfo 'lanzadera' -Olivenza 2013, que encontró continuación el San Fermín del mismo año-, la suya estuvo a punto de ser la historia de una carrera cortada de raíz. Su grave lesión en los tendones de la mano derecha en Pamplona 2014 le tuvo parado ocho meses. Y con el miedo en el cuerpo en forma de dudas: '¿Podré volver a torear?'

Pudo. Y muy bien, además. Conjugó la épica y la estética para ser el novillero triunfador en San Isidro en una faena sin Puerta Grande pero directa a la memoria de la afición. Su nombre quedó grabado, igualmente, en Sevilla, Pamplona, Bilbao, Béziers... A Posada, torero artista, no le pesan las grandes plazas.

A partir de ahora es una incógnita. Nueva situación profesional, partiendo desde abajo tras verse arriba este tiempo. Un circuito donde la regularidad se hace dominante ante la excepcionalidad de fechas sueltas, con el toro de plaza grande, en lucha con matadores consolidados. Con todo, viviendo en plena etapa de aperturismo de carteles, Posada de Maravillas debe 'meter la cabeza'. El toreo, como arte, necesita gente de expresión estética especial. Y él la tiene, que no es poco.

La temporada 2015 de Posda de Maravillas en datos: