Muletazo por bajo de Enrique Ponce, en Sevilla I 
Dicen que el dolor nos recuerda que la felicidad que vivimos fue real. Enrique Ponce lo sintió en sus carnes hace apenas unos meses. El último adiós aMiguel Espinosa ‘Armillita Chico’. La figura valenciana ‘cruzó el Charco’ para ‘recordar a un compañero y a un amigo, pero, sobre todo, para despedir al hombre que nos dejaba’.
‘Vine para el funeral y para el homenaje que se le brindó en La Monumental, me inundó una sensación muy especial al volver a pisar ese ruedo’, reconoce. Mañana, andará de nuevo por ese albero, ‘en el mejor instante’ de su carrera para hacer el paseíllo en la Feria de San Marcos, catorce años después
de la última tarde. Los renglones torcidos de Dios. Precisamente, aquel día se despedía de los ruedos el hoy añorado -y honrado durante todo el ciclo- Armillita.
‘Pienso que estoy en el mejor instante de mi carrera, en un momento extraordinario, vuelvo con las máximas ganas de hacerlo bien y después de cuajar a mis dos toros antes de ayer en Monterrey, con más moral si cabe, el destino ha querido que regrese a Aguascalientes el año en que se brinda la última despedida a Miguel -Armillita- cuando, precisamente, mi último paseíllo aquí fue el día de su retirada con su homenaje, así que estoy convencido de que sentiré mucha emoción toda la tarde’, vaticina el torero de Chiva, que habla en exclusiva para Mundotoro, a menos de 24 horas del anhelado retorno.
Apenas han pasado seis meses desde que se apagó la vida del torero dinástico, una pérdida ‘tremenda’ para el torero valenciano. ‘Tengo recuerdos preciosos con él, del día a día viviendo en torero, porque toreamos mucho juntos, pero también fuera de la plaza, como ser humano… Éramos muy amigos, los dos hablábamos el mismo idioma y teníamos el mismo concepto tanto de la Tauromaquia como de la vida’,recuerda visiblemente emocionado antes de fijar la mente en aquel 1 de mayo de 2005 del mano a mano con Armillita. ‘Ese día cuajé una de las tardes más rotundas de mi carrera, ya no sólo en Aguascalientes, sino en todo México’, pondera.
Media del torero valenciano en La Maestranza | 
Ponce es consciente de que su regreso casi década y media más tarde le convierten en el pilar de la primavera hidrocálida en 2018‘Sí, quería dos tardes en el abono, entendía que después de tantos años ausente, lo suyo era hacerlo de esta manera, venir y venir bien, con todas las de la ley, así que vengo con una ilusión enorme y deseando sentir de nuevo cerca el calor de una afición muy buena’. 
Pero, ¿qué tiene la afición mexicana que la hace tan especial? Para una máxima figura como Ponce, se trata de ‘la entrega y la pasión que ponen en el tendido’. ‘Me considero un embajador tanto de la afición como de la Tauromaquia mexicanas, soy un enamorado del país, de su gente, le ponen una devoción y un sentimiento muy especial que, además, creo que comulga de manera fenomenal con mi toreo’, explica ahondando en esta reflexión.
‘Me siento muy querido en México, ya no sólo con el idilio más bonito y conocido con la Plaza México, sino también por lo que siento en el resto del país, aman el toreo bonito, sentido, pero también es una afición muy abierta a todos los conceptos y todas las Tauromaquias, mueren por todo lo que sucede en el ruedo’, define sin escatimar el valenciano.
Hasta el momento, el inicio de la temporada de Enrique Ponce ha supuesto una prolongación del histórico 2017. La perenne segunda juventud que cada año vuelve a estar en boca de todos. ‘El comienzo de 2018 ha sido extraordinario, la tarde de Olivenza, la de Castellón, las dos en Valencia, la primera de Sevilla, en la que pude cortar dos orejas si dura una tanda más el toro, incluso en la segunda, el cuarto toro, aún sin transmisión, también me permitió tener momentos de comunión con la afición sevillana, el último ejemplo es la tarde en Monterrey de la que hablábamos antes… Son un puñado grande de faenas que sumar a esta etapa actual en la que mi toreo está en sazón’, concluye el torero valenciano que mañana lidiará, junto a Ginés Marín y Luis David, un encierro de Teófilo Gómez.