Video resumen de la décima de la Temporada Grande I 
Dos nombres propios dejó la décima de la Temporada Grande: Luis David Adame y Andrés Roca Rey. Una promesa que camina con firmeza entre los grandes. Una realidad que se refrenda cada tarde. Cada muletazo, cada embestida. De la promesa a la realidad hay un paso que en la mayoría de las ocasiones es un mundo pero en otras, como es el caso, se convierte en el trámite que confirma la excepción de la regla. El mexicano cortó la única oreja de la tarde a base de raza y pundonor después de un volteretón y el sentimiento que pudo expresar con el cuerpo partido en dos.
Sin orejas pero con su mejor actuación en Insurgentes, Roca
Rey volvió a refrendar su realidad. La del torero que quiere tomar el cetro por lo civil o por lo criminal. Por eso, primero se queda quieto y después se arrima. Por eso se encaja, se embragueta y se los pasa tan cerca que da escalofrío. Andrés tiene, además, ese magnetismo de los seres superiores. No hubo trofeos pero la México se rindió ante él.
No tuvo suerte en su lote Diego Silveti que sorteó tres animales, el sobrero de regalo con el hierro de Xajay, que estuvieron bien presentados como toda la corrida de La Joya pero que adolecieron de fondo. El mejor del encierro fue el segundo a pesar de que el peruano aguantó impasible las miradas de su oponente.
Luis David sacó la raza que tiene frente al sexto. Una dramática voltereta marcó su faena. Fue en el primer muletazo, cuando esperaba en los medios para el pase cambiado. Ahí, el toro no atendió a la muleta y lo volteó, cayendo sobre las piernas de forma terrible. Mermado, volvió a la cara del toro para sacar lo mejor de sí mismo. Toreó templado, relajado, con alta carga estética. El sentimiento brotó cuando las fuerzas adolecían. El colofón fue una estocada que tuvo que ser rubricada por un excelente golpe de verduguillo que le sirvió para cortar la única oreja del festejo. No tuvo que ver el tercero nada en hechuras, más basto y alto de cruz. No tuvo codicia ni clase tampoco. Luis David sorteó un animal muy deslucido con el que estuvo muy inteligente probando distancias, alturas y atacando siempre.
Andrés Roca Rey sorteó en segundo lugar un toro colorado, estrecho de sienes y de buenas hechuras. Apenas le partió la piel en el caballo y con todo el brío se fue a los medios para poner la rúbrica a un hierático quite por saltilleras.Roca Rey siempre quiere más. Cuando parecía que iba a comenzar por estatuarios en los medios, le cambió el viaje sobre la man izquierda y se lo pasó por la espalda. Hasta tres cambiados ligó en un arranque que dejó boquiabiertos a todos. Quietud, firmeza, verticalidad, profundidad. La tercera tanda fue rematada siempre por debajo de la pala del pitón. Embraguetado. En el de pecho, el toro se paró, miró al tendido y lo completó. El público vibró. El final hundido en la arena, toreando todo lo despacio que se puede. Una superioridad insultante. El toro no cayó después de una media desprendida y dejó todo en una injusta ovación.
Con una larga cambiada saludó Roca Rey sal octavo de regalo. No se dejó nada el torero peruano que se entregó a la afición mexicana por entero. Con el capote a la espalda ejecutó un quite soberbio sin corregir las zapatillas. Vibrante. En los primeros compases de la muleta quiso que el toro pasase en un cambiado imposible. Le arrolló y lo estrelló contra el suelo. Sin mirarse volvió a la cara del toro para cuajar tandas de gran intensidad. La espada le dejó, una vez más, sin premio tras una de sus tardes más completas en Insurgentes.
Otro toro alto y bien armado correspondió a Roca Rey en quinto lugar. No pudo lucir los primeros tercios, pues hizo caso omiso en los capotes. Se empleó sobre las manos en el caballo y, aunque empujó, hizo lo que después haría en la muleta. Cada final de muletazo, un derrote seco. Rebrincado y reponiendo. Una prenda. El peruano estuvo muy firme con un animal muy complicado.
El primero de La Joya fue serio por delante y con trapío. Diego Silveti firmó un buen quite por gaoneras que tuvo la dificultad añadida del viento que lo descubrió. Tuvo nobleza el astado pero duró poco. Con la muleta lo recibió en los medios con un pase cambiado y, hasta que hubo que acortar el terreno, todo fue suavidad. El final por bernadinas llegó al tendido antes de dejar una estocada desprendida. No tuvo suerte Diego Silveti con el cuarto. Lo intentó en una faena de largo metraje pero no hubo conexión con el tendido por la falta de raza del animal. Lo mejor, la estocada. El séptimo de regalo fue uno serio deXajay que no ofreció el juego esperado. Siempre soltando la cara al final del muletazo, la faena de Silveti tuvo en el tesón y el coraje el arma para estar por encima del animal.
Hierro de La Joya - MéxicoMonumental Plaza México. Décima corrida de la Temporada Grande. Toros de La Joya, 8º de regalo, bien presentados y de juego variado, Xajay, 7º de regalo, serio, soltó la cara al final de cada muletazo.
Diego Silveti, ovación, silencio y palmas en el de regalo;
Roca Rey, ovación tras aviso, silencio y ovación en el de regalo;
Luis David Adame, silencio y oreja.
Diego Silveti recogió una ovación al concluir el paseíllo que compartió con Roca Rey y Luis David Adame.