Resumen de la 8ª de San Marcos I 
Fue un espectáculo con todas las de la ley. Una pelea de gallos, como reza la canción que tanto y tan bien cantan en esta feria y en todo México, pero una pelea hermosa y sana, que desató la pasión en los tendidos. Tanta, que incluso sacaron en hombros a Joselito a El Payo a pesar de haber cortado una sola oreja, lo que habla de la emoción vivida, nada artificial sino sincera y sobre todo, sentida.
Tuvo miga el espectáculo merced a una corrida de Fernando de la Mora de excelentes hechuras y con la nobleza como denominador común. Unos ejemplares más justos de raza, otros como el primero y sobre todo el quinto sensacionales. Y los toreros sacaron el orgullo nacional, el sentimiento propio y una rivalidad nada escondida. Se fue por delante Adame con una faena de mucha importancia y no volvió la cara El Payo, que tuvo el mérito de triunfar con otro toro de posibilidades más estrechas. Sin cortar orejas dejó su improntaFermín Rivera cuyo sello es más austero, menos competitivo quizá, pero igualmente válido, porque transpira personalidad.
Hasta el quinto toro se habían vivido momentos interesantes pero sin que el conjunto llegara a explotar. El torero potosino había saludado en el primer toro, después de dibujar muletazos con esa clase y ese empaque que no se entrena ni se hereda, y que le hace ser un torero esperado pese a que los triunfos, y también las actuaciones, no gozan de la continuidad que ahora se demanda. Sólo la espada le privó de recorrer el anillo con premio en su mano.
También había salido al tercio El Payo, pero en ese quinto la cosa subió de nivel. Tuvo calidad ‘Aroma de Nieto’, fue desengañando al toro Adame, llegando el momento de exigirle, cuajando muletazos con mucha clase por el izquierdo, en una series de gran verdad y transmisión por naturales. Fue a más fue la faena del torero de Aguascalientes, quien también corrió la mano por la diestra, con suavidad y ritmo. Pase de la firma, molinetes y el toreo en redondo también acompañaron la sentada actuación de Joselito Adame, quien volvió a conectar con la afición de Aguascalientes. Rubricó de gran estocada y cortó una oreja, la cuarta de una feria de la que, numéricamente, es virtual triunfador.
Pero aún quedaba El Payo, que a pesar de no contar con un colaborador ideal se montó en lo alto del sexto. Un arrimón sincero, y un arrimón para torear. Porque en esa distancia tan corta, extrajo el queretano muletazos de extraordinario pulso y clase. Un milagro torear tan despacio (y tan sentido) en una distancia tan corta, tan metido entre los pitones. Rugió el público, se dividieron los partidarios entre uno y otro, y ganó México. y La Tauromaquia. La salida en hombros, espontánea, nada artificial, sino fruto de la pasión de lo que había acontecido, es la mejor muestra de la permeabilidad de lo que la Monumental había vivido.
Hierro de Fernando de la Mora - MéxicoPlaza de toros de Monumental de Aguascalientes. Octava de la Feria de San Marcos. Lleno. Toros deFernando de la Mora, de excelentes hechuras, nobles, algunos justos de raza, pero de buen juego en conjunto. Mejores primero y quinto, éste premiado con el arrastre lento.
Fermín Rivera, ovación y aplausos
Joselito Adame, aplausos y oreja
Octavio García El Payo, ovación y oreja