El encierro fue muy bien presentado, serios, astifinos y variados de pelaje: negros, castaños y un precioso toro colorado. Así como varió la presentación, también fue su comportamiento: unos bravos complicados y otros escasos de raza y de fuerza. Encierro interesante que requería toreros con mayor oficio y rodaje. La verdad, pocas oportunidades tienen en Colombia los novilleros con picadores y sería injusto exigirles estar a la altura de tan exigente encierro.
David Alzate cabeza del cartel mostró mayor oficio especialmente en el cuarto – el mejor de la corrida- al que le instrumentó buenas series en redondo con la mano diestra, remató con apretadas manoletinas y acabó con estocada completa escuchando al final muchas palmas y ovaciones.
El segundo espada Julián Mateo prendió fuego en los tendidos en dos series iniciales de rodillas por el pitón derecho en el quinto del festejo un precioso  toro castaño claro de hermosa lámina y hechuras, escuchó muchas palmas en medio del fuerte aguacero.
Completó terna Juan Sebastián Hernández quien lamentablemente vió entrar vivo a su primer oponente al que no logró rematar con el descabello mientras escuchaba los avisos presidenciales. En el último también pasó fatigas – muchas – ante las tarascadas continuas del toro que poco le permitió hacer el buen toreo