El Fandi y Roca Rey han puesto el interés y el triunfo en la segunda de laFeria de Huesca, un festejo con más resultado que contenido. Ambos pasearon dos orejas gracias a sus esfuerzos con una corrida deslucida deNúñez de Tarifa, con la que Alejandro Talavante, sin espada, se fue de vacío. De nuevo, gran ambiente en los tendidos.
El Fandi saludó a su primero por verónicas y estuvo poderoso en banderillas. Al animal le faltaba fuerza pero humillaba con bondad. Acabó quedándose corto y buscando zapatillas. El granadino estuvo siempre por encima del toro pero le costó fijar la atención del público. Eficaz con los aceros, cortó la primera oreja de la tarde. El cuarto, de 450 kilos, también se tapaba por la cara. El animal no acabó de sangrar en el caballo y sacó fuerzas suficientes para acompañar los buenos pares de El Fandi. En la muleta el toro no acabó de humillar, saliendo casi siempre por arriba. El torero puso toda la carne en el asador y le arrancó lo poco que llevaba dentro hasta que el animal se afligió. Lo mató por arriba y cortó una oreja con mucha fuerza.
Roca Rey se dejó crudo al tercero, un animal anovillado de 465 kilos, pero muy armado por delante. Hizo bien, porque en las muleta adoleció de fuerza aunque humilló con bondad y fijeza. El animal se fue apagando pero permitió que el peruano desgranara series de quietud y empaque a base de quedarse, como siempre, muy quieto. Lo pasaportó al primer intento y paseó un trofeo. Otro trofeo se llevó Roca Rey del sexto, que no colaboró en ningún momento, porque estuvo falto de fuerza y raza. Así es muy difícil conseguir faena. El peruano, no obstante, puso todo su interés en remediar, sin conseguir que aquello despegase del todo. Una buena estocada animó la petición, finalmente concedida.
Alejandro Talavante se lució con su primero sacándolo a los medios por verónicas. El animal no fue claro en la muleta, pero el extremeño le quitó las asperezas y le enseñó a embestir, consiguiendo sacarle las pocas series que llevaba dentro. Sin embargo, falló a espadas y fue silenciado. El quinto se fue igualmente sin picar y embistió en banderillas. En la faena de muleta le costó embestir y cuando Talavante conseguía que lo hiciera parecía que el toro tenía los pies de plomo. Lo intentó todo el espada, pero como el dicho, ‘dos no riñen si uno no quiere’. Falló en la suerte suprema y fue silenciado.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario