La terna en hombros en el regreso de los toros 
López Simón ha cortado dos rabos y se ha convertido, con todo merecimiento, en el argumento artístico en la tarde del regreso de los toros a Ricla. La plaza zaragozana, que se llenó en dos tercios de un público alegre y a favor del espectáculo, vivió un entretenido espectáculo en el que también triunfaron El Fandi con tres orejas y el rejoneador Joao María Branco, con dos. Daniel Cuevas paseó una con una buena corrida de Luis Algarra, en la que el sexto fue premiado con la vuelta al ruedo.
El que hizo cuarto de la tarde -tercero de lidia a pie- rompió a bueno en la muleta. Ahí lo toreó con infinita dulzura López Simón, que lo llevó siempre muy templado y sin dejar que mirara a las tablas. Faena impecable en la que además pudo lucir a un toro que, en otras manos, hubiera pasado inadvertido. Una gran estocada fue la antesala de las dos orejas y rabo que paseó el espada madrileño. En el ‘toro de la jota’, López Simón volvió a dictar una lección de temple y suavidad, ajustándose siempre a la velocidad del toro y a los terrenos que él elegía. El de Algarra tuvo la fuerza justa, pero también noble condición. Eso lo aprovechó Simón para torearlo a placer en un palmo de terreno. De nuevo eficaz a espadas paseó otras dos orejas y rabo. El toro fue premiado con la vuelta al ruedo.
El Fandi inició el lote de Luis Algarra que reemplazó a Guadalmena, con un buen toreo de capote. Fácil con los palos, en la muleta se gustó con un gran toro, que hacía surcos en la arena de tanto que humillaba con fijeza y nobleza. Tras estocada cortó una oreja porque el toro tardó en doblar. El granadino destacó en banderillas del quinto y estuvo muy por encima del flojo y noble quinto. El público, muy a favor, le premió con dos orejas
El aragonés Daniel Cuevas evidenció la falta de corridas tras su alternativa en 2008. Se dejó tocar demasiado las telas ante un ejemplar que no colaboró demasiado por su desclasada embestida. Esfuerzo del torero local, que se llevó una oreja. En el sexto estuvo valiente y firme ante un toro que embestía rebrincado y además sin fuerza, quizás lastrado por una voltereta a la salida del caballo. El torero aragonés nunca le volvió la cara y consiguió sacarle lo poco que llevaba dentro. No acertó con los aceros y fue ovacionado.
Joao María Branco había abierto plaza montando a ‘Mendoza’, sobre el que se lució con el toro de Guadalmena, el único que quedó de la corrida anunciada. Templó muy bien a lomos de ‘Da Vinci’ y ‘Fandi’, destacando con los palos en ejecución y colocación. Con ‘Xivanga’ tuvo que hacerlo todo él porque el animal se refugió. Dejó un rejón certero y cortó dos orejas.