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El Juli, de nuevo Cónsul. El torero de Velilla de San Antonio tiene en Nîmes una de sus plazas talismán, y volvió a verse esta tarde. Tarde de pleno poder y capacidad de El Juli, que cortó tres orejas de una corrida de buena condición de Garcigrande. Sebastián Castella cortó una oreja pero pudieron ser más, ya que el francés ofreció una tarde de nivel. Álvaro Lorenzo tomó la alternativa y dejó buena impresión: persiguió el triunfo en cada momento y acabó paseando una oreja del que cerraba la tarde.
El Juli cortó una oreja del primero de la tarde. Fue un toro de Garcigrande de esos que tardan en definirse, peor El Juli lo definió con una tanda de cinco muletazos por abajo. Faena de imposición, en la que el torero madrileño también se impuso al viento. Tras un final con varios circulares invertidos, cobró una estocada y paseó el trofeo. Pero lo mejor estaba por llegar, y fue en el cuarto.
Con ese toro desplegó su mejor versión El Juli. Fue un ejemplar noble y que repitió, con el que realizó una faena de mano baja, corriendo la mano, muy poderoso. Tiró del toro, lo dominó y acortó después la distancia, para terminar de enloquecer al público nimeño. Cobró una estocada fulminante y paseó el doble trofeo.
El tercero de la tarde perdió varias veces las manos al comienzo de la faena deSebastián Castella. El torero francés no se desanimó y aplicó suavidad a todo lo que hizo, hasta conseguir armar una faena caracterizada por el tacto, en especial sobre la mano derecha. En el tramo final, puso a la gente en pie con un soberbio arrimón. Paseó una oreja tras una estocada trasera. El quinto titular se partió una pezuña nada más iniciarse la faena de muleta. La empresa decidió entonces que Castella lidiara un sobrero: fue un buen toro de Garcigrande,con el que diestro francés llevó a cabo un trasteo caracterizado por el temple. Lo había comenzado con pases cambiados por la espalda en los medios y con tres tandas citando al toro desde lejos. Cobró una estocada defectuosa, tuvo que recurrir al verduguillo y eso le dejó sin premio por una buena faena.
Álvaro Lorenzo desplegó su variedad de capote frente al primer toro de su carrera. Fue un ejemplar de Garcigrande que se vació en el caballo y llegó al último tercio quedándose corto. Se vino pronto abajo el toro, pero no el joven torero, que acortó distancias, dejó que los pitones le rozasen la taleguilla y dominó al astado sobre ambas manos. Tras pinchazo, estocada y ovación, fue ovacionado. Persiguió la oreja a toda costa frente al sexto, un toro manejable que se vino abajo pronto, y cuyos terrenos invadió el joven torero para mostrar su comodidad en la corta distancia y su buen manejo de las telas. Tras una buena estocada, paseó el trofeo.