El triunfador de 2015
Con la estadística en la mano, Castella es el triunfador de la temporada. Pero, si sólo hacemos uso de los datos alojados en nuestra retina, posiblemente también. Eso constata la importancia de lo realizado por el torero francés en este 2015, un año que afrontaba con nuevo apoderado y con una fecunda campaña americana a sus espaldas, donde el torero, después de unas campañas en tono menor, comenzaba a reencontrarse.
En Fallas ya se vio esa especie de transformación después de conjuntarse con un gran toro de Cuvillo. El mismo concepto, pero ahondando en la profundidad, la despaciosad y el reposo. Igual aplomo, pero mayor naturalidad. Similar angostura, revestida ahora con un plus más de regusto y torería. Por eso, más allá de las dos orejas, el público salió hablando de la nueva dimensión del torero de Beziers.
En Trujillo, Cabra y Valladolid siguió esa línea ascendente en su tauromaquia hasta llegar a Las Ventas. Primero con un sobrero extraordinario de El Torero y una semana después con uno de los toros del año, Jabatillo, de Alcurrucén, al que cuajó posiblemente la faena más trascendental de su trayectoria. Una obra de sensacional magnitud, abierta en los medios con una docena de muletazos para el recuerdo, y descrita con un ritmo y una cadencia que hasta entonces no contaban en su currículum.
Castella ya no era sólo valor, pilar sobre el que se había sustentado hasta entonces su toreo, tanto, que esa firmeza y determinación habían acabado por eclipsar el resto de virtudes de su tauromaquia. Ahora, los nuevos registros le habían hecho crecer en su concepto y agrandar su idilio con la plaza de Las Ventas hasta convertirse en la figura en activo con mejor currículum en el coso madrileño. 20 orejas en diez años y cuatro Puertas Grandes le comtemplan.
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