Entre la entrega, la naturalidad y el buen hacer de Joselito Adame y López Simón se movió el Domingo de Calderas en Soria. El tradicional cierre de feria vio al mexicano y al madrileño salir en hombros con tres orejas cada uno de una buena corrida de Zalduendo en la que falló el lote de Alejandro Talavante, que quedó en blanco. Manuel Manzanares también sumó un trofeo en el toro que lidió para abrir cartel. Entre lo negativo, la cornada al banderilleroVicente Osuna.
Joselito Adame desorejó al tercer toro, un Zalduendo noble y con calidad. El mexicano calibró pronto su calidad y se llevó al animal a los medios. La faena se gestó allí, en un palmo de terreno, y en ella imprimió gusto a su toreo, especialmente al natural. En las postrimerías de la faena el astado estuvo a punto de prenderle, pero Adame pudo escaparse. Mató de buena estocada y paseó el doble trofeo.
Se movió con brío el sexto y lo entendió bien Adame. Supo llegar al público el azteca desde un ajustado quite por chicuelinas. Sentado en el estribo inició una labor presidida por la buena colocación y la no menos buena composición, con la figura relajada. Cómodo en el ruedo, pudo cerrar de rodillas. Un pinchazo previo a la estocada no le privó de pasear otra oreja. Era la tercera de su tarde.
López Simón también sumó en su primer toro. La obtuvo del cuarto, un toro interesante pero con complicaciones, como en banderillas, donde hirió aVicente Osuna, y en el último tercio, donde volteó a López Simón de fea manera. El torero madrileño se impuso al Zalduendo con su toreo de corta distancia desde el inicio. Su mano izquierda, primero con ligazón y finalmente de uno en uno, le sacó los naturales, con importancia por la condición del animal.
La noble condición del sexto le vino perfecto al torero. Lo cuidó de inicio y lo llevó templado, dándole pausas, sin violencia en los cites. El madrileño, muy entregado, logró lo mejor en el último tramo, al natural. Ni el pinchazo anterior al espadazo le quitó cortar dos orejas y así empatar -en términos deportivos- a tres con Adame.
Manuel Manzanares aprovechó el fondo de nobleza del primero de Luis Terrón. Sobrio en toda su lidia, estuvo a punto de ser derribado en un arreón del toro cuando el jinete montaba a ‘Príncipe’. Clavó luego con precisión y remató de rejonazo de efecto rápido. Cortó una oreja.
El primero de Zalduendo -segundo de la tarde- no colaboró en nada en la faena de Talavante. Poca fuerza y poca clase un ejemplar que condicionó la labor del extremeño, que lo intentó pero pronto tuvo que desistir. El quinto, reservón y deslucido, impidió a Talavante lucirse. Apenas un par de tandas de entidad en una labor que no tuvo calado en el tendido.
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