Fue tarde de una sola oreja. De público frío y expectante. Lejos del ardor de los días de feria y fiesta. Costaba un mundo meter a la gente en harina. Porque los que fueron eran poco dados a la pirotecnia. Por eso Adame se llevó la tarde, cortó la única oreja y marcó la diferencia. Porque a la actitud y la entrega de sus compañeros añadió frescura, capacidad e inteligencia. Y una estocada soberana. Ya pudo obtener otra de su primero, mientras Cristian Climent yAndy Younes no rubricaron con el acero la disposición que imprimieron a sus faenas. ¿La novillada de Santiago Domecq? ni buena ni mala. Fue el segundo el que contó con más virtudes y el cuarto el que reunió mayores defectos.
Adame saludó al segundo con una larga en el tercio y se lució con los palos. Novillo noble pero justo de raza al que hubo de poner mucho el mexicano, que inició faena en los medios con un pase cambiado, aunque fue en tablas, donde se refugió pronto el novillo, donde le dio fiesta con capacidad y recursos. Con la mano zurda reventó la faena en dos series colosales de expresión y largura. Faena de torero capaz que se quedó sin premio por una estocada defectuosa.
En el quinto Adame volvió a gustar. Muy metido desde el principio de la lidia, puso la plaza en ebullición con un apretadísimo quite por zapopinas. Faena de verdad, de mucho corazón y convencimiento ante un animal que se movió pero no resultó fácil de domeñar. Firme, templado, sacó rédito de sus virtudes y ocultó sus defectos. Y por si había alguna duda, lo reventó de una estocada colosal. Oreja de las que marca diferencias.
Climent abrió feria con un novillo cuya endeblez condicionó la nobleza que se le atisbó. Anduvo animoso el torero de El Puig en todos los tercios, muy participativo, y de su entusiasta labor destacaron los pasajes con la mano derecha por su limpieza, aunque la condición del animal impidió que llegaran al tendido. Se fue a portagayola Climent a saludar al cuarto al que quitó por lopecinas y pareó con riesgo y entrega. Volvió a echar las rodillas al suelo para iniciar su trasteo, regido por los patrones de la disposición y la ligazón de los muletazos a pesar de la aspereza del animal, el más incómodo del espectáculo. No anduvo fino con los aceros.
El tercero regresó a los corrales por su falta de fuerza, pero el primer sobrero sirvió. Resultó manejable y permitió a Andy Younes llegar al tendido haciendo gala de su toreo valeroso y vertical. Brillante el prólogo de rodillas en los medios y de buen efecto el final entre los pitones, pero, como ocurrió días atrás enPamplona, dejó al descubierto sus carencias con el acero. Por eso su faena se quedó sin premio. Se repitió la historia con el acero en el sexto, un novillo que se paró pronto, frente al que anduvo vistoso con el capote y empeñoso en el último tercio, aún a costa de recibir un volteretón sin consecuencias.